jueves, 23 de agosto de 2007

La Vallese - Ideologías y poderes -Editorial

Ideologías y poderes
LA VALLESE en Ciencia Política
Editorial

Creemos que el oficio del politólogo se ubica en algún punto de la compleja trama de ideologías y poderes que conforma nuestra realidad. Esto significa que en la práctica profesional, científica y académica el politólogo no puede evitar favorecer a determinados poderes e ideologías. De ahí partimos para debatir en nuestra carrera remarcando la necesidad de asumir esta imposibilidad aséptica desde el nombre de esta publicación.
Ciertas modas intelectuales han logrado desdibujar el perfil de la carrera hacia una suerte de narrativa posmoderna que paradójicamente reniega de lo político. Este deslizamiento se alimenta de la crítica al malestar que genera el dogmatismo institucionalista en sus versiones más reduccionistas. La huida respecto del reduccionismo institucionalista (y de la epistemología que lo sustenta) amenaza llevarnos a una disolución filosófica del estudio científico de la política, acorde a la narrativa posmoderna. Las consecuencias políticas de esto son gravísimas. Corremos el peligro de que nuestra carrera pierda su vocación por entender y develar la realidad política, es decir, esa dosis de realismo político mínimo que convertía a nuestra disciplina en algo tan valioso para Gramsci. En efecto, cuando Gramsci reflexiona sobre los destinatarios reales de El Príncipe de Maquiavelo, entiende que son los que ignoran el realismo en política: “(…) ¿quién "no sabe"?. La clase revolucionaria de su tiempo, el "pueblo" y la "nación" italianas(…)” [1] . Despolitizar la ciencia política por exceso de formalismo institucionalista o disolverla por escapismo posmoderno implica ayudar a sostener el statu quo, implica un posicionamiento conservador, mas allá de la fraseología con la que se lo encubra.
El dogmatismo institucionalista, en su reduccionismo, se agota en planteos que privilegian los factores internos en el análisis de las crisis latinoamericanas sin dar cuenta de los condicionamientos implícitos a nuestra posición periférica en el sistema mundo capitalista. Se convierte así en un discurso justificatorio de la gobernabilidad neoliberal y de la aceptación del desarrollo dependiente asociado como determinismo impuestos por la globalización. La evaporación filosófico-posmoderna tampoco logra ir más allá y hoy se encuentra impotente para explicar procesos políticos como el boliviano, en los cuales los movimientos sociales de campesinos indígenas han tomado el Estado.
De hecho, tanto Bolivia como Venezuela, así como la ocupación norteamericana de Irak ponen en el centro de la actualidad política internacional situaciones que refutan ampliamente gran parte de los discursos sobre la globalización en su aspecto político. Vemos así como resucitan planteos estadocéntricos supuestamente caducos, márgenes impensables de soberanía política para estados débiles (como Bolivia), intervenciones imperialistas descaradas, etc. Todos estos fenómenos hacen evidentes los fallidos esfuerzos de la reflexión política de los noventa por evadir, encubrir o justificar los conflictos que generan las diversas formas políticas que intentan legitimar las asimetrías que caracterizan al capitalismo realmente existente.
[1] Antonio Gramsci, Notas sobre Maquiavelo, Juan Pablos Editor, México, 1986.

Por una reforma del plan de estudios
Como estudiantes de ciencia política nos planteamos como productores de conocimiento, no sólo como meros reproductores y consumidores. En este sentido, creemos que es necesario poner en debate una reforma del plan de estudios de la carrera que recupere la importancia de las herramientas para el análisis político y las ubique al inicio de la carrera como materias obligatorias y talleres prácticos de análisis político (¡hoy la única materia especializada en análisis político es una optativa!). De esta forma, los estudiantes de la carrera contaran tempranamente con las herramientas mínimas para entender y analizar diversos escenarios y coyunturas políticas sobre los cuales desplegaran su interés y su práctica profesional como graduados en función de la orientación que elijan.
Análisis político, centro y periferia
En el análisis de nuestra realidad actual, entendemos que resulta crucial poder integrar, los factores que surgen de nuestra posición en la asimetría centro-periferia (que caracteriza al sistema mundo capitalista) con la forma actual de nuestros sistemas políticos latinoamericanos. De la artificial separación de estos factores provienen la mayoría de las limitaciones de los enfoques actualmente predominantes en los contenidos de la carrera. En su forma clásica, los reduccionismos institucionalistas han prescindido, descartado o desvalorado los condicionamientos y desafíos que surgen de las políticas para la región de las potencias hegemónicas para la explicación de las crisis de las democracias latinoamericanas. Por otro lado, los planteos posmodernos prescinden de los condicionamientos que surgen de la forma de los distintos sistemas políticos latinoamericanos. Con ello, se ubican en un nivel de generalización incapaz de dar cuenta de factores claves para comprender los recorridos diferenciados que desembocaron en las crisis de los neoliberalismos así como las modalidades diferenciadas de salida de dichas crisis. Y es que los diversos diseños institucionales, con sus sistemas electorales, y sus sistemas de partidos resultan cruciales para comprender como se van resolviendo los distintos escenarios así como las posibilidades concretas que presentan. La polarización del sistema de partidos junto con su fragmentación forman parte decisiva de la pauta de conflicto en Venezuela. Seria ridículo minimizar el alcance de los procesos constituyentes de Venezuela y Bolivia en la búsqueda de lograr diseños institucionales que avancen hacia el postneoliberalismo y postcapitalismo. A nivel de partidos y movimientos, la cohesión interna, la disciplina partidaria y las tradiciones organizativas marcan límites y posibilidades de la acción política tanto para el campo popular como para los sectores conservadores, así como los parámetros para formar coaliciones de gobierno viables.
De hecho, sin integrar todos estos elementos en un mismo análisis, resultaría imposible analizar la descomposición actual del sistema de partidos argentino (y las novedades que produce), la estrategia de construcción política que llevo por primera vez en la historia a un indígena a la presidencia de Bolivia, o la necesidad de Chávez de intentar la construcción del Partido Socialista Unido de Venezuela. Por lo tanto, creemos que integrando estas perspectivas de análisis podremos lograr una mejor comprensión de la realidad política, no solo con fines científicos, académicos y profesionales, sino también para guiar la acción política de quienes hemos optado políticamente por la liberación nacional y social.

POR UNA UNIVERSIDAD DEL PUEBLO EN UNA PATRIA LIBERADA
LA VALLESE