jueves, 28 de junio de 2007

Rodolfo Walsh - ¿Quien proscribe a Perón? - Antropologia Tercer Mundo - agosto-septiembre - 1972

¿Quien proscribe a Perón?

En su discurso del Colegio Militar el general Lanusse dejó esclarecido que, en cuanto dependa de su facción militar, Juan Perón seguirá siendo un proscripto. El lenguaje amenazante que utilizó no puede disociarse del poder que respalda la amenaza. Bajo el imperio de la Revolución Argentina Baldú fue degollado, Belloni asesinado con las manos en alto, Pujals torturado hasta morir, Monti deshecho a palos.

Este telón de fondo da sentido al desafío que el general Lanusse lanza a Perón. La garantía que se le ofrese es la de "venir a jugarse el cuero", y quienes la ofrecen son los herederos de quienes en 1956 garantizaron la vida del general Valle antes de fusilarlo.

La tentativa de trasladar al plano del coraje individual el problema político de un pueblo ilumina una vez más las categorías de análisis que la oligarquía aplica a la realidad. Para Lanusse el 17 de Octubre fue obra de tres personas: "esa mujer", un gremialista y un guardiacárcel. Con la misma lógica pudo suponer que bastaban dos generales para un acuerdo que marginaba los sufrimientos y esperanzas de millones. La respuesta que recibió el coronel Corniccelli es una lección de historia: "Usted no ha venido a hablar con el general Perón; usted vino a hablar con Perón".

Hay un método menos pordiosero de analizar el devenir que el utilizado por el general Lanusse. Consiste en desentrañar las fuerzas económicas y sociales que los humbres representan. En esta perspectiva el que proscribe a Perón no es el general Lanusse, por más que en su fantasía rivalice con él desde la edad del cadete. A Perón lo proscribe la oligarquía que lo derrocó y los monopolios que luego se adueñaron de la industria, del comercio, de los bancos y la tierra.

La defensa de esos bienes del pueblo es el título de Perón al reconocimiento de cualquiera que se titule antiimperialista, pero también al odio de los privilegiados. La oligarquía que lo declaro traidor a la patria tenía razón, porque en su lenguaje, patria es la clase explotadora, y Perón traicionó a esa clase, como traicionó al ejército cuyos jefes iban a convertirse en gerentes de aquellos monopolios. Es natural que la oligarquía vea un pecado en esa defección, pero es inevitable que el pueblo perciba una solidaridad y una virtud.

El frustrado Acuerdo es la tentativa de recuperar a Perón para esa patria de los explotadores a cambio de un uniforme que los oficiales ya no visten en la calle, de un papiro "sanmartiniano" y de otros abalorios que la conciencia burguesa estima como las supremas recompensas de la vida, mientras que la ética de los oprimidos se burla de ellos.

La negativa de Perón resucita las iras del 55. El general Lanusse abandona la imagen paternal, reaparecen en su discurso los temas irredentos del gorilismo. La emociones sepultadas del teniente Lanusse ascienden a interpretación del a historia, los rigores y desdenes sufridos por el capitan Lanusse se transforman en reivindicación nacional. "Aquí delante de ustedes está el teniente general Lanusse que es la consecuencia de lo que hizo el cadete Lanusse desde el año 1935 en adelante". Es decir, él no ha cambiado. ¿Qué ganaria con cambiar? ¿Cambian voluntariamente los miembros de su clase?

Más que un cambio, menos que una obstinación, el pretexto esgrimido para proscribir a Perón refleja una decadencia. Aramburu, Rojas, Villegas, proscribían y basta. Ahora hace falta una Ley de Residencia que si se cumpliera en la fecha mágica haría de un cobarde -según la versi´n presidencial- un valiente; de un demagogo un patriota; de un oportunista un abnegado. Pero sobre todo un prisionero.

La política oligárquica se refugia así en la hechiceria mientras el general Lanusse vuelve a su doctrina preferida, la del país en guerra. Pero si una minoría declara la guerra, ¿a quién la declara? ¿No será a la otra patria, la patria de los que edifican y no tienen techo, hilan y no tienen abrigo, producen y no comen, los que cosntruyen todo lo que existe y no lo gozan? Si es así, ¿qué esperanzas tiene finalmente de ganar esa guerra?

Rodolfo Walsh

En Revista Antropologia Tercer Mundo

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